domingo, 18 de agosto de 2013

De normal siempre acabamos dándonos cuenta. Tarde, pero lo hacemos. Y llegamos a un punto en el cual ni siquiera recordamos que hacíamos con nuestras vidas o que mierda queríamos llegar a conseguir. Es deprimente, que alguien te pueda hacer cambiar la expectativa de la vida así sin más y luego quiera desaparecer. Te de esperanzas de una vida sencilla a su lado, y que pasado mañana se haya olvidado de todo. Jodidamente de todo. Y tú aún con toda tú buena intención le sonríes y le haces ver que existes, que tu ingenuidad todavía te hace tenerle vivo en cada pálpito de corazón. Que todavía escuchas sus canciones, sonríes con cada frase que recuerdas que dijo, y que todavía tienes la puta esperanza de que quiera seguir conociéndote. Siempre buscando segundos planes, segundas intenciones ocultas en canciones de tablones de tuenti y frases desechas que sin querer para él deberían significar algo. Debería. Pero como ya he dicho veces, la gente acaba aborreciendo a la gente si está no le lleva a ningún lado. Pero ahí estas equivocado. Te podría hacer feliz. Te estoy intentando hacer ver que con alguien como yo al lado las cosas no serían tan malas. ¿Qué ha pasado?

-¿Recuerdas esos bombos de lotería? ¿Esos en los que hay millones de pequeñas bolas con números escritos?
-Si, ¿Por qué me lo preguntas? ¿Te a tocado la lotería o qué?
-No, no es eso... Estoy totalmente segura de que si en cada una de esas bolas escribiera todos los nombres de hombres que existen, sin duda alguna, sacaría tu nombre, aunque intentara sacar otro, cualquiera, aunque metiera los demás nombres repetidos o aunque intentara hacer trampa.
-¿Y... Por qué me dices eso ahora?
-Porque me gusta quererte, decírtelo, demostrártelo e imaginar tu cara cuando lo leas. Porque me encanta pensar en esos momentos, esos paseos, esas conversaciones, esos besos y abrazos y esa sonrisa que tendrás...
-Te quiero.
-Eso es para mi la suerte, y no que me toque la lotería.
“Espérame en tu habitación, que voy a hacer lo que me digas. Que si tú quieres yo me voy, pero no me voy sin que me lo digas. Que lo mejor es olvidar y relamernos las heridas, que siempre estaré sin que lo pidas. Te encantará esta situación, siempre intentaré que el dolor sólo parezca un día malo, que las agujas del reloj congelen nuestro instante. Que yo me muero si te vas, porque nunca es suficiente si no estás.”
- No sé si me quiere...nunca lo voy a saber.
- Es muy fácil...Si no te quiere pagaría por acostarse contigo, y si de verdad te quiere, mataría por tan solo verte dormir.

No quiero que seas el Superman que me salve, ni el Spiderman que me haga caer en su red, tampoco el peter pan que me lleve al país de nunca jamás. No necesito que me digas mil "te amo" falsos, me basta con un "te quiero" puro. No quiero que seas perfecto, tus defectos es lo que más me gusta de ti. Me da igual que no nos podamos ver entre semana, pues el fin de semana te veré con más ganas. Tan solo quiero que cuando estemos los dos juntos me hagas sentir en una nube; me digas te quiero mirándome a los ojos y sinceramente, me agarres de la cintura y me beses, que me agarres de la mano al andar y que no te importe que los demás se den cuenta .Que al presentarme a tus amigos digas: -Es ella.

Te escribo esto por todas las veces que quiero decir cuando me importas, y no me sale. Cuando hablas con el corazón, tan de verdad no se puede mentir, yo al menos no sé. Hay personas que se cruzan en tu camino sin una explicación lógica, y que solo están un periodo de tiempo limitado, pero hay otros que llegan para quedarse en tu vida y apoyarte siempre, al menos eso deseas, da igual lo lejos que pueda llegar a estar. Es curioso cómo puedes depositar toda tu confianza en alguien, y esperar que te cuide, que te quiera tal y como eres, que cuente contigo, que nunca se enfade, y que si lo hace, siempre diga, ‘’ ¿Por qué no consigo enfadarme en serio contigo?’’. Tú has llegado así, sin más, para ser mi punto de apoyo a todas horas, para aguantar mis noches de llanto, mis preocupaciones, mis secretos, para llamarme pesada, y volver a subirme el autoestima en cuestión de minutos, porque es raro como puedes llegar a necesitar a una persona que antes pasaba por tu lado y ni saludabas. Es raro que puedas llegar a querer a un desconocido más que tus amigos de toda la vida, es extraño. Pero lo peor es ese miedo, que se mete en el cuerpo, a perderte, a cagarla un día y que al siguiente yo ya no signifique nada. Y creo que eres a la única persona que le puedo escribir esto sin que piense que lo hago por hacerte la pelota. Eres increíble, de verdad, puedes hacer que los demás se sientan bien solo con dos palabras, y detrás de esa fachada de tío que todo le resbalas, que se cree mala persona, he encontrado a uno de los mejores seres humanos que he conocido, y sí, puede que como dicen mucho conozca a otras personas, no sé si mejores o peores, pero ninguna será igual a ti, siempre necesitaré a mi amigo, que me cuide y me diga lo pesada que soy, y lo mucho que me quiere. Realmente no me importa que esto no te guste, porque lo hago más por mí que por ti, porque yo necesitaba soltar todo eso que cada día me das, que me enseñas. ‘’Te escrito esto por todas las veces que quiero decir cuando me importas, y no me sale’’. Te escribo esto para que no te olvides que eres imprescindible.

domingo, 17 de marzo de 2013


La ves. La conoces. Idealizas. Te presentas. La oyes. Tiene la voz más aguda de lo que pensabas, pero está bien. Sonríe. Dientes bonitos. Casi perfectos. Pelo largo. Uñas mal pintadas. Idealizas. Habláis. Habláis. Habláis. Sólo piensas en hablar con ella. Las expectativas siguen altas. Además escribe. Joder. No lo hace mal. Joder. La lees. La relees. En su último texto habla sobre alguien nuevo. Buscas tu nombre entre las líneas. Te encuentras. Te lo niegas. ¿Por qué iba a escribir sobre mí? No seas egocéntrico. Pero sí, era sobre mí. Escribes sobre ella. Más obviamente  que ella para que lo sepa seguro. Joder, que obvio me ha quedado. Seguro que lo lee y huye. Lo lee. No huye. Dice que le gusta. Habláis. Ya te imaginas todo el futuro. Casarse no, pero hijos...Tengo que pensar nombres. Bueno da igual, ya decidirá ella si eso. Le cuentas algo sobre tu anterior chica para ver cómo reacciona. Dice que ojalá os vuelva a ir bien, que donde hubo fuego siempre queda no sé qué. Mierda. Me quiere como amigo. Está siendo falsa. Falsa que eres, joder. Por lo menos arquea una ceja o muestra algún tic de celos. Yo qué sé. Serás zorra. Ojalá tuviese celos, pero no. Pasa de mí, le importa una mierda a quién me follo. Bueno, la veré como amiga. No pasa nada. Pero, ¿para qué cojones quiero más amigas? Pasa un tiempo. Pasas de ella un tiempo. Te busca. Recuerdas ciertas cosas. ¿Y si estaba siendo falsa? Quedáis. Hay tensión. De la buena. Le entras. Hace la cobra. Ni te enteras. Menos mal. ¿Película? Tumbados. Se abraza. Te mueves. Se acerca. Te mueves. La aprietas. Te giras. Se gira. Beso. No dices te quiero para no asustarla, pero joder, la quieres. De la mano. Caras de tontos. Besos por la ciudad. La ciudad parece París. Llamadas que duran toda la noche con te quieros que se caen de la boca. Se hacen cortas. Ñoñeo. Ni te reconoces a ti mismo. Regalitos. Mariposas en el estómago. Despertar y dormir pensando en ella. Pero nada serio eh. Está claro por las dos partes. Clarísimo. Esta vez quizá no haya que huir. Todo bien. Todo bien. Todo bien.



Mal. Todo mal. Fatal. Demasiada calma. Me aburro. Me aburres. Aparecen los primeros defectos. Recuerdas por qué huiste otras veces. A la mierda las expectativas. Quiero quedar. No, hoy no, que no me apetece. Ah, muy bien eh. Parece que haya que hacer las cosas por obligación, coño. No, si no quieres, pues nada. Vale. Te cansas. Por qué no me llamaste ayer. No me agobies, anda. Quiere tener algo más. Pregunta que hacia dónde va todo esto. Hacia mal sitio si sigues así. No es como le idealizaste. Intentas cambiarle. No cambia. Intenta cambiarte. ¿Qué coño intenta? No pienso cambiar por él. Llamadas de 5 minutos con te quieros automáticos al final. Se hacen eternas. Hay tensión. De la mala. Celos irracionales. Putos celos. Ojalá no hubiese celos. Discusión. Te grita con su mierda de voz grave. Gilipollas. Cerdo. Estúpido. Imbécil. Vete con tus amiguitos. Reconciliación. Unos días bien. Más discusión. Drama. Discusión por toda la ciudad. Peleas en baños. Borracheras. Gritos. Reproches. Cada uno por su lado. Conoces a otro mientras. Volvéis. Nota algo. Celos con razón. Putos celos. Déjame en paz. Mierda de París. Piensas en el otro. Sueñas con el otro. Le idealizas. Les comparas. Comparaciones. Odiosas. Inevitables. Él se convierte en el otro. Escribe sobre el otro. Que tiene él que no tenga yo. Todo. Te lías con el otro. Total, no tienes nada serio. Si lo tienes, coño. Se entera. Lo siento. Joder. Lo siento. No pretendía hacerte daño. Te quiero pero. No te merezco. No eres tú. Pero yo te quiero. No lo haga más difícil. Huida. Te echo de menos. Adiós.

—Te quiero.
—Te romperé el corazón —respondió arañando la tierra que la sostenía.
—Quizá yo te lo rompa.
—No, nadie puede, mi amor.
—Estoy cansado de tus caprichos, de que seas la niña de la sonrisa indescifrable, de que me mires y que desprendas un “nunca llegarás a conocerme” con solo una mirada. Porque sí te conozco. Tú me quieres, lo sé. Porque cada vez que algo te asusta o cuando te estás enganchando a alguien, huyes o te follas a otro para hacerte creer a ti misma que no perteneces a nadie, que eres libre. No pueden romperte el corazón porque ya lo tienes roto de tanto daño que te haces a ti misma fingiendo ser quien no eres, callándote el dolor que te mata por dentro. Yo te quiero, sé valiente, no te vayas otra vez.