La
ves. La conoces. Idealizas. Te presentas. La oyes. Tiene la voz más aguda de lo
que pensabas, pero está bien. Sonríe. Dientes bonitos. Casi perfectos. Pelo
largo. Uñas mal pintadas. Idealizas.
Habláis. Habláis. Habláis. Sólo piensas en hablar con ella. Las expectativas
siguen altas. Además escribe. Joder. No lo hace mal. Joder. La lees. La relees.
En su último texto habla sobre alguien nuevo. Buscas tu nombre entre las líneas. Te encuentras. Te lo
niegas. ¿Por qué iba a escribir sobre mí? No seas egocéntrico. Pero sí, era
sobre mí. Escribes sobre ella. Más obviamente que ella para que lo sepa seguro. Joder, que obvio me ha
quedado. Seguro que lo lee y huye. Lo lee. No huye. Dice que le gusta. Habláis.
Ya te imaginas todo el futuro. Casarse no, pero hijos...Tengo que pensar
nombres. Bueno da igual, ya decidirá ella si eso. Le cuentas algo
sobre tu anterior chica para ver cómo reacciona. Dice que ojalá os vuelva a ir
bien, que donde hubo fuego siempre queda no sé qué. Mierda. Me quiere como
amigo. Está siendo falsa. Falsa que eres, joder. Por lo menos arquea una ceja o
muestra algún tic de celos. Yo qué sé. Serás zorra. Ojalá tuviese celos, pero
no. Pasa de mí, le importa una mierda a quién me follo. Bueno, la veré como amiga.
No pasa nada. Pero, ¿para qué cojones quiero más amigas? Pasa un tiempo. Pasas de ella un tiempo. Te
busca. Recuerdas ciertas cosas. ¿Y si estaba siendo falsa? Quedáis. Hay tensión. De la buena. Le entras.
Hace la cobra. Ni te enteras. Menos mal. ¿Película? Tumbados. Se abraza.
Te mueves. Se acerca. Te mueves. La aprietas. Te giras. Se gira. Beso. No dices
te quiero para no asustarla, pero joder, la quieres. De la mano. Caras de
tontos. Besos por la ciudad. La ciudad parece París. Llamadas que duran toda la
noche con te quieros que se caen de la boca. Se hacen cortas. Ñoñeo. Ni te reconoces a ti mismo. Regalitos. Mariposas en el estómago.
Despertar y dormir pensando en ella. Pero nada serio eh. Está claro por las dos
partes. Clarísimo. Esta vez quizá no haya que huir. Todo bien. Todo bien. Todo
bien.
Mal.
Todo mal. Fatal. Demasiada calma. Me aburro. Me aburres. Aparecen los primeros
defectos. Recuerdas por qué huiste otras veces. A la mierda las expectativas.
Quiero quedar. No, hoy no, que no me apetece. Ah, muy bien eh. Parece que haya
que hacer las cosas por obligación, coño. No, si no quieres, pues nada. Vale.
Te cansas. Por qué no me llamaste ayer. No me agobies, anda. Quiere tener algo
más. Pregunta que hacia dónde va todo esto. Hacia mal sitio si sigues así. No
es como le idealizaste. Intentas cambiarle. No cambia. Intenta cambiarte. ¿Qué
coño intenta? No pienso cambiar por él. Llamadas de 5 minutos con te quieros
automáticos al final. Se hacen eternas. Hay tensión. De la mala. Celos
irracionales. Putos celos. Ojalá no hubiese celos. Discusión. Te grita con su
mierda de voz grave. Gilipollas. Cerdo. Estúpido. Imbécil. Vete con tus
amiguitos. Reconciliación. Unos días bien. Más discusión. Drama. Discusión por
toda la ciudad. Peleas en baños. Borracheras. Gritos. Reproches. Cada uno por
su lado. Conoces a otro mientras. Volvéis. Nota algo. Celos con razón. Putos
celos. Déjame en paz. Mierda de París. Piensas en el otro. Sueñas con el otro.
Le idealizas. Les comparas. Comparaciones. Odiosas. Inevitables. Él se
convierte en el otro. Escribe sobre el otro. Que tiene él que no tenga yo.
Todo. Te lías con el otro. Total, no tienes nada serio. Si lo tienes, coño. Se
entera. Lo siento. Joder. Lo siento. No pretendía hacerte daño. Te quiero pero.
No te merezco. No eres tú. Pero yo te quiero. No lo haga más difícil. Huida. Te
echo de menos. Adiós.
—Te quiero.
—Te romperé el corazón —respondió arañando la
tierra que la sostenía.
—Quizá yo te lo rompa.
—No, nadie puede, mi amor.
—Estoy cansado de tus caprichos, de que seas la niña
de la sonrisa indescifrable, de que me mires y que desprendas un “nunca
llegarás a conocerme” con solo una mirada. Porque sí te conozco. Tú me quieres,
lo sé. Porque cada vez que algo te asusta o cuando te estás enganchando a
alguien, huyes o te follas a otro para hacerte creer a ti misma que no
perteneces a nadie, que eres libre. No pueden romperte el corazón porque ya lo
tienes roto de tanto daño que te haces a ti misma fingiendo ser quien no eres,
callándote el dolor que te mata por dentro. Yo te quiero, sé valiente, no te
vayas otra vez.
que arte escribiendo tienes, me encanta
ResponderEliminargenial!!!!!!!!!!!!!! ABSOLUTAMENTE GENIAL, es muy bonito!! me encanta Blanca <3
ResponderEliminarSuena como una vivencia real, como escuchar a alguien que escribe el diario de su propia vida e historia de amor.
ResponderEliminar