domingo, 27 de noviembre de 2011


Buscarte entre la gente solo para que nuestras miradas se crucen.




- ¿Tú te has enamorado alguna vez?
- Puede...
- No, estoy segura de que tú nunca has estado enamorado.
- ¿Y tú cómo lo sabes?
- Porque yo antes también lo pensaba. Confundía amor con obsesión. Mis ideas de enamoramiento, las que plasmaba en mis textos, no eran más que pequeños relatos a los que yo a veces no veía el sentido.
- ¿Y qué tiene que ver todo eso conmigo? Somos diferentes.
- Mira, cuando él me habla empiezo a temblar, me fijo en cada detalle por pequeño que sea y creo en mi cabeza grandes paranoias a base de ellos. Me echo la culpa a mí misma cuando algo sale mal y pienso en otras mil palabras que diría si volviese atrás en el tiempo.
Cuando me dice algo bonito mi cabeza lo repite constantemente. Me acuerdo de todas y cada una de nuestras conversaciones. Por él sería capaz de cometer mil errores y no me siento orgullosa pero tampoco te voy a mentir. Cuando le noto raro conmigo las lágrimas están siempre a flor de piel. Mí día a día se basa en la repetición mental de nuestro primer beso y nunca me canso de pensar en ese momento. Me conozco cada una de sus fotos y todo lo que me hace posible saber. Oigo su nombre en todas partes, relaciono cada suceso cotidiano con él, me inspira a la hora de escribir, le echo de menos a todas horas, haría tantas tonterías por y para él... Iría con él al fin del mundo si me lo pidiera. Él consiguió que dos horas y media sean recordados como infinitos minutos. Soy incapaz de enfadarme con él aunque tenga incontables razones. Cuando pasamos más de un día sin hablar siento que me falta algo.
- ¿Y hace cuánto tiempo que sientes todo eso?
- Desde que empecé a quererle…


No hay comentarios:

Publicar un comentario