sábado, 6 de agosto de 2011

La que te encontrarás por casualidad al salir del instituto. La que te llamará diciendo que tienes sólo diez minutos para vestirte y salir echando huevos de tu casa por que llevo ya casi cinco esperándote en la puerta. La que se enfadará contigo por razones menos que desconocidas pero que sólo tú entiendes. La que se picará pero al segundo te dirá que eres lo mejor que le ha pasado en la vida. La que te dejará una marca bien grande en la mejilla o el cuello. La que te dirá: ¡qué asco! Cuando te acerques a darla un beso y te escupirá en la cara. La que tendrá la piel de gallina cuando le beses la oreja. La que dejarás sin respiración cuando te acerques, más de la cuenta y la que dirá la misma tontería que piensas ahora mismo. La que te querrá, no sólo porque tengas la cara más bonita que haya visto en mi puta vida, si no por lo que hay detrás de todo eso y tu absurdo encanto.
La que quiere hacerte feliz, por encima de todo, incluso, por encima de ella.


El secreto para vivir mejor es reír y soñar.
 
Y no quiero conformarme con un gilipollas que le de igual si estoy borracha o estoy tirada en el sofá viendo una estúpida película de amor. Supongo que esto de las historias de amor, no me corresponden a mí, suele estar la típica chica con la cual a todos se les cae la baba. Y es ella quien hace que nadie se fije que estoy aquí, de que existo. De que aunque no sea perfecta por fuera cómo ella, puedo dejarte jodidamente tocado por dentro, que no quiere decir hundido, simplemente se que si me conocieras, podría dejarte huella, quizá una de esas que se borran, pero ojala fuera de esas que duran por siempre. Desvarío, ya lo se. Joder, solo pido poder subir al cielo, una vez más, poder recordar que se siente cuando estás ahí arriba, cuando ves a las personas cómo ínfimas hormigas a través de las nubes. Necesito un poco de vida, algo que me mantenga entretenida para no pensar en lo sola que estoy. Lo aparento bastante bien, nadie se da cuenta de que estoy un poco, bueno, demasiado perdida en medio de tanto alboroto. Que la vida poco a poco, se consume, como un maldito cigarro, y yo la estoy viviendo sin ti, sin el, sin esa persona que pueda hacerme feliz, esa que intento encontrar, esa que no aparece. Y no quiero cansarme, porque si me canso de buscar la felicidad... ¿Qué me queda?



Dar todo, y no recibir nada.




Llegó el día en el que me di cuenta de que la vida está para reírte de ella, y no con ella; Que si te caes, solo tienes que levantarte; que no te importe el pasado, pero que siempre lo tengas en cuenta, que la vida es alegrarte los viernes y joderte los lunes, salir un sábado y estar sin pasta un domingo, gritarle a las personas que quieres y saber pedir perdón, tener las cosas claras y decidirte en el último momento, jugar con fuego y quemarte; hacer estupideces sin parar pero que no te importe lo que piensen los demás, ponerte guapa para el amor de tu vida y después pasar de él, abrazar a quien te abrace y a quien no quiera, pues no te abrazas, y punto, porque sentir dolor es inevitable, pero sufrir... Sufrir es opcional.

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